viernes, 10 de noviembre de 2017

Nuestro bello y elegante archibebe. Archibebe común (Tringa totanus). Mazaricu rial.

A lo largo de esta extraña y atípica temporada otoñal, en la que lamentablemente estamos comprobando una notable disminución de aves limícolas en nuestras costas, he tenido la oportunidad de realizar un amplio reportaje fotográfico a una de estas escasas aves que de momento he podido observar en una de nuestras playas asturianas (Bañugues).




No por el hecho de que se trate del archibebe más abundante de los cuatro que habitualmente podemos ver en nuestros litorales (A. común, A. oscuro, A. claro y A. fino) deja de ser, desde mi punto de vista, un ave zancuda con una belleza y elegancia muy particular de la que he tenido la fortuna de poder disfrutar a corta distancia.




Y es que, a esa especial belleza y elegancia se le añadía un entorno maravilloso como es la parte del pedrero de esta playa, en la se combinan el color oscuro de sus antiguas rocas y las pequeñas charcas que se forman entre ellas y que le proporcionan unos brillos y reflejos que cualquier aficionado a la fotografía sabe valorar.




Como muchos ya sabéis, el Archibebe común es un ave de carácter tímido y un tanto huidizo, por lo que tras avistarle entre el pedrero, realice una larga y paciente espera, guardando una distancia considerable con el ave para que cogiera confianza y no se sintiera inseguro.




Una vez conseguida su confianza, yo era consciente de que la inexorable subida de la marea haría que fuera la propia ave la que se aproximara a mi posición, y fue entonces  cuando pude disfrutar de lo lindo viendo sus evoluciones, yendo de un lado para otro buscando algún alimento que echarse al pico.




Su forma de alimentarse es muy característica siguiendo la línea de la orilla siempre al mismo ritmo, picando en el limo, bien en la superficie o clavando el pico en el mismo fango a una pequeña profundidad.




Cuando en ocasiones encontraba ese ansiado alimento, la tarea no le resultaba nada fácil, ya que sus capturas no estaban por la labor de dejarse deglutir, con lo cual la lucha se prolongaba durante un buen rato.




Con tanto trabajo de ir y venir de un lado para otro, subiendo y bajando rocas y rebuscando alimento por todas las esquinas, resultaba muy gratificante verle echar un sueñecito recuperador.




También en todo ese ir y venir pude ir observando, y en muchos casos fotografiando, las múltiples variaciones que de su aspecto fue realizando para adaptarse a cada situación concreta y que pasaba por tener un aspecto súper estilizado, estirando el cuello a tope, a otro mucho más recogido, o hasta rechoncho diría yo, que en ocasiones adoptaba.




Qué decir de sus conspicuas y largas patas que resaltaban de una sorprendente manera con el fondo oscuro del pedrero, o con los brillos del agua e incluso con los tonos suaves de la arena de la playa y que en ocasiones adoptaban unas posturas propias de un modelo de revista.




Tal como decía en el título de esta entrada, es de reseñar que aparte de ser el archibebe más común o abundante en España, el Archibebe común es el único que se reproduce en ella, aunque eso sí, en escaso número.




El Archibebe común pertenece al grupo de las “Charadriiformes”, familia “Scolopacidae” y género “Tringa”. Se trata de un ave limícola de tamaño mediano, con un parecido importante con el Archibebe oscuro “Tringa erythropus” pero con un aspecto menos estilizado que le proporciona sus patas y pico más cortos que aquel. Tienen un tamaño de entre 24-27 cm de longitud y una envergadura de entre 47-53 cm. Su peso puede llegar a los 170 gr. No hay dimorfismo sexual en esta especie. Se reconocen varias subespecies, pero en la Península y Baleares cría la subespecie “A. totanus”.




Como en otras especies de este género, a la hora de describir los rasgos característicos de esta limícola tenemos que distinguir claramente dos tipos de plumaje; el de otoño-invierno y el más llamativo de primavera-verano o nupcial.




En ambos tipos de plumaje podemos apreciar que tienen el dorso pardusco oscuro, con un abundante moteado grisáceo que en verano se convierte en más negro lo que le hace contrastar más.




El obispillo tiene forma puntiaguda (de cuña) y siempre es blanco, como podemos observar cuando les vemos volar. En el caso del Archibebe oscuro, esta mancha blanca tiene forma ovalada, como de “cigarro puro”.




Presentan los laterales del cuello, los flancos y el pecho muy listados de un color pardo más oscuro.




Las partes inferiores son de color blanco sucio con una cantidad variable de moteado y barreado marrones.




Un rasgo muy característico de esta especie y que sirve para diferenciarla de su congénere el Archibebe oscuro, es que presentan una ancha banda blanca en la zona posterior de las alas y que es especialmente visible cuando las extienden.




El píleo es de color pardo oscuro con un rayado aún más oscuro.




Tienen la cara con un número variable de manchas y rayas de color pardo oscuro y en ella destaca una brida gruesa de color negruzco que va desde el pico hasta la parte anterior del ojo.




También destacan en la cara sus grandes ojos y con el iris color marrón muy oscuro y que están bordeados con un marcado anillo peri ocular blanco.




Su pico es largo (más corto que el del Archibebe oscuro), delgado y recto. Es de color rojo naranjado en la mitad anterior y negro en la mitad distal. En el Archibebe oscuro solo es de color rojizo la primera mitad de la mandíbula inferior.




La cola es corta, estrecha y en ella destacan unas franjas horizontales grises sobre el fondo que es de color blanco. En vuelo puede apreciarse que los dedos de las patas sobresalen solo un poco (mucho más en el Archibebe oscuro).




Las patas son largas (más cortas que las del Archibebe oscuro) y son de un color rojo naranjado que se intensifica (más brillante) en la época estival.




Durante la temporada de otoño-invierno presentan en general unas tonalidades más claras y uniformes que las que lucen en primavera-verano, predominando más los tonos grisáceos y con menos presencia del barrado en sus partes superiores y pecho. También en esta época tienen más blanquecinas sus partes inferiores.




Por su parte, los individuos jóvenes tienen las plumas de las partes superiores más oscuras que las de los adultos y con un punteado blanco en sus bordes. El cuello y el pecho es marrón con un barrado oscuro. El color de sus patas es anaranjado amarillento y el pico de un color rojo mucho más apagado. Ambos aspectos pueden llevar a crear confusiones con otras especies.




Tienen un carácter social mezclándose con frecuencia con otros limícolas, llegando a formar en ocasiones bandos considerables. Ese carácter social se pierde durante la época de cría, en que las parejas prefieren anidar por separado.




Su reclamo es inconfundible y consiste en un típico “tiu-tiu”, en tono alto y muy melancólico. La llamada de alarma consiste en un repetitivo “caiip-caiip-caiip”. Es frecuente verles emitir su canto en vuelo, un "tül- tül-tül-tül-tuliiu-tuliiu-tuliiu" y un "liio-liio-liio" sonoro y musical.




El vuelo es fuerte y bastante errático, normalmente no alejándose mucho del lugar. Cuando le vemos volar, se puede apreciar muy claramente la cola rayada transversalmente de blanco y gris y el obispillo o rabadilla blanca es muy notoria, lo mismo que el color blanco de la mitad posterior de las alas.




El Archibebe común tiene una distribución paleártica, criando en Eurasia desde Islandia, Islas Británicas, Escandinavia y Europa central y hacia el Este por Rusia y Siberia. También cría en algunos puntos de la Francia atlántica y mediterránea y en Italia.





En nuestro país son residentes habituales y durante los pasos migratorios (marzo-mayo y julio-octubre) su número se amplía debido a la llegada de algunos ejemplares europeos sobre todo en la costa atlántica andaluza (bahía de Cádiz) y el Mediterráneo (delta del Ebro). A nuestro territorio acuden además, individuos invernantes de toda Europa occidental.




En España existen núcleos de reproducción en Andalucía occidental, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, el sureste ibérico, las islas Baleares y, ocasionalmente, Aragón, Galicia y Extremadura.


El hábitat preferido del Archibebe común son las aguas costeras, saladares, humedales interiores, lagunas y marismas.  




Su dieta se compone habitualmente de pequeños invertebrados que recogen, bien de la superficie del agua o calando el pico en el fango y entre sus presas favoritas figuran los gusanos de arena y fango, lombrices, moluscos, insectos, crustáceos (pequeños cangrejillos) y ocasionalmente de alguna materia vegetal.




Estos limícolas aparentemente detectan su presa por la vista, pero a veces meten el pico entreabierto en el limo, por lo que parece que también el tacto tiene su influencia a la hora de comer.




Su periodo reproductivo abarca los meses de abril a finales de junio. Su nido lo excavan en alguna pequeña depresión en el suelo, entre la vegetación de poca altura y lo recubren con hierba seca. Lo acostumbran a situar en terrenos húmedos próximos a ríos, lagunas y marismas.




La puesta se compone normalmente 3-5 huevos y la incubación viene a durar unos 25 días aproximadamente. Las crías son nidífugas, a las pocas horas de nacer abandonan el nido.




Las principales amenazas para esta especie la constituyen la pérdida y transformación de sus hábitats como consecuencia de la intensificación agrícola, la roturación de pastizales perimarismeños (delta del Ebro y las marismas del Guadalquivir) y el abandono de salinas tradicionales.




También hay que tener en cuenta la posible depredación por parte de gatos, perros, ratas y gaviotas, así como las molestias sufridas durante la reproducción. La especie está incluida en el Libro Rojo de las aves de España como “Vulnerable”, y está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.

1 comentario:

  1. Magnífico reportaje. Siempre aprendo un montón con todos los que haces

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