viernes, 19 de junio de 2015

Una de las conocidas popularmente como "golondrinas de mar". Pagaza piconegra (Gelochelidon nilotica). Chirri Picuprietu.

La Pagaza piconegra es una Charadriiforme que pertenece a la familia Sternidae al igual que los diferentes charranes con los que tienen un gran parecido físico (en especial con el Charrán Patinegro) pero cuya diferencia fundamental estriba en sus hábitos alimenticios y su presencia en el interior, en donde a los charránes no se les observa nunca.




Además, las pagazas no realizan picados o zambullidas para pescar como lo hacen los charranes y sin embargo, en este sentido, se parecen más a los fumareles ya que se alimenta cazando insectos al vuelo, pescando en la superficie del agua y rebuscando en los campos húmedos para atrapar anfibios, pequeños mamíferos y otros pequeños animales. 




Sin embargo, al igual que los charranes, se diferencia de los fumareles porque tiene las alas más largas y más anchas que ellos y porque su cola es más larga y está más ahorquillada. Su principal parecido es con el Charrán patinegro del que se distingue a primera vista, por tener el pico corto, grueso y completamente negro.




La familia Sternidae la constituyen un grupo de aves marinas de tamaño pequeño a mediano, esbeltas, de alas largas y puntiagudas y cola generalmente larga y ahorquillada así como el pico que también es muy largo y puntiagudo. 




Son unas excelentes voladoras realizando un vuelo ligero y elegante con aleteos poco profundos, lentos y regulares, manteniendo a menudo las alas dobladas por el ángulo carpal.




Su significado etimológico podríamos decir que es el de” Golondrina que ríe y que tiene relación con el río Nilo” y proviene del término “Gelochelidon” (del griego, gelao: risa) debido al sonido de sus gritos imitando la risa, y del griego, khelidon: golondrina) haciendo referencia a su silueta y forma de vuelo, ya que recuerdan a los de una gran golondrina. 




Además, su denominación específica nilotica, hace referencia a la localidad de procedencia del ejemplar que tomó Gmelin en 1789 en las riberas del río Nilo en Egipto, como patrón descriptivo para las características de la especie.




Miden entre 33-43 cm de longitud. La envergadura puede oscilar entre 85-103 cm. El peso puede llegar a los 290 gramos. No hay dimorfismo sexual en esta especie.




Su plumaje cambia según la temporada. Durante el verano por la parte superior son de color gris ceniza incluido el obispillo (algo más pálido) y la cola, que tiene los lados blancos.




La cabeza es muy redondeada y tienen un capirote negro, brillante y sin cresta, que por detrás llega hasta la base de la nuca e incluye al ojo. La mitad inferior de la cara, la garganta y los laterales del cuello son de color blanco.





Por la parte inferior son de color completamente blanco.




Las alas son largas, son más anchas en su base y son algo puntiagudas pero menos anguladas que las del Charrán patinegro. Por la parte superior son de color gris y por la inferior son blancas. Las plumas primarias son de color negruzco.




La cola es ancha, y ligeramente ahorquillada y es de color gris claro, al igual que el obispillo. Cuando está en reposo no sobrepasa la punta de las alas. 




El pico es corto pero grueso y robusto (de longitud igual a la mitad de la cabeza); es completamente negro. 




Los ojos son grandes y de color negro.




Las patas son medianamente largas, tienen los dedos palmeados y son de color negro.




Durante el invierno el capirote negro desaparece y la cabeza es blanca con algo de gris y con pequeños puntos negros. Presentan una pequeña máscara oscura detrás del ojo (auriculares), que no se continúa por la nuca. 




Los jóvenes tienen el dorso y las alas de color grisáceo con algunas plumas de color canela. En la cara tienen una mancha negruzca a modo de antifaz alrededor de los ojos. El píleo es blanquecino con tintes canelas. Tienen el pico más fino, de color pardo anaranjado. Las patas son de color pardo anaranjado.




Es una especie muy ruidosa en las colonias. En vuelo, su reclamo habitual es un guruick profundo, nasal y resonante, mientras que como alarma emite un rápido güic-güic-güic.



Están presentes en Europa, Eurasia, África, Centroamérica, América del Sur y Australia.




En España son habituales en verano durante la época reproductiva y también en los pasos migratorios de primavera y de otoño. Se distribuye por la mitad meridional y determinadas zonas de la cuenca mediterránea. En periodo reproductor se concentra en la cuenca del Guadiana y las marismas del Guadalquivir (en donde están las mayores colonias) y de forma menos abundante, en la cuenca del Tajo y el delta del Ebro.





Su hábitat suele encontrarse normalmente en zonas húmedas extensas del interior, incluidas las que se encuentran en terrenos secos y esteparios y también en eriales y campos de cultivo, pero cercanas al agua, con vegetación subacuática y con islotes de poca vegetación donde instalar sus nidos, como lagunas salinas, deltas de ríos, marismas, lagunas esteparias, etc.




Se alimentan principalmente de insectos (escarabajos, saltamontes, libélulas, mariposas, etc.) pero también comen gusanos, arácnidos, peces, anfibios, reptiles, crustáceos, pequeños mamíferos e incluso las crías de otras aves. 




La Pagaza piconegra es una especie típicamente migradora y estival que llega a nuestras latitudes a principios de abril y parte de nuevo, una vez finalizada la reproducción, en el mes de agosto.




Entre los meses de abril y junio llevan a cabo la reproducción que acostumbran a realizar en grandes colonias en las que también puede haber gaviotas y limícolas.




Pueden construir su nido en las orillas de los humedales pero normalmente prefieren las islas e isletas, ya sean naturales o artificiales. Para ello, utilizan alguna pequeña depresión del terreno a la que cubren con materia vegetal. 




La incubación, en la que intervienen ambos progenitores, dura unos 23 días aproximadamente.




Las crías abandonan el nido a los 3-4 días de edad pero permanecen cerca de él, entre la vegetación, y siguen siendo atendidos por sus padres durante unos 30 días más.




Inciden negativamente sobre esta especie la destrucción de sus hábitats, la contaminación de las aguas, la bajada del nivel del agua ya que favorece el acceso de los depredadores como zorros, ratas y otros mamíferos, que desde la orilla pueden acceder a sus nidos y también las inundaciones porque los destruyen. Además, esta circunstancia se puede ver agravada debido a su costumbre de criar en grandes colonias, concentrando la población reproductora en muy pocas zonas.




En otras ocasiones, son los predadores aéreos, como halcones peregrinos, lechuzas o gaviotas, los que amenazan a las colonias de cría e incluso, la propia perturbación humana, puede conllevar a la reducción de éxitos reproductivos. 




La Pagaza piconegra se incluye en el Libro Rojo de las aves de España en la categoría de “Vulnerable” y aparece como “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

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