miércoles, 28 de diciembre de 2016

El águila más pequeña de la Península Ibérica. Águila calzada (Aquila pennata). Águila pinta.

A propósito de mi anterior entrada en el blog relacionada con las dificultades que encontró un Águila calzada en su reciente visita al entorno del Cierrón (Villaviciosa), en la que exponía un amplio reportaje delos ataques aéreos que le proporcionaron una Gaviota patiamarilla y una Corneja negra, me quede con las ganas de profundizar, como es costumbre en mi blog, en las principales características morfológicas y etológicas que presenta esta interesante especie de ave rapaz.




Es por esto por lo que le dedico esta entrada que acompañaré con distintas fotografías representativas de la especie que he podido realizar en diverso lugares y fundamentalmente a lo largo de la primavera y verano pasado, pero que no encontré el momento de publicar.




Como ya comenté en el título de la entrada, estamos hablando del Águila Calzada (Hieraetus pennatus o Aquila pennata, su nombre científico más reciente) que está considerada como el águila más pequeña de Europa y una de las más pequeñas del mundo, de ahí que en muchas ocasiones se le mal denomine como Águililla calzada. Y es precisamente su pequeño tamaño, uno de los motivos de controversia a la hora de establecer su taxonomía, ya que inicialmente fue un tal Gmelin en 1788, quien la encuadró dentro del género Falco (como halcones, cernícalos o alcotanes), denominándola como Falco pennatus. Posteriormente, en 1844, Kaup describió el género Hieraaetus donde posteriormente fue incluida como Hieraaetus pennatus y donde aún hoy en día, la mantienen algunos científicos, incluido el COI (Congreso Ornitológico Internacional), ya que se han ubicado dentro de este género una serie de águilas parecidas a las del género Aquila pero con menor tamaño. Lo cierto es que, aunque la situación taxonómica de este grupo de águilas todavía necesita de más estudios para resolverse, parece ser que las investigaciones genéticas de principios del presente siglo han inclinado la balanza y la tendencia más actual es la de incluirla dentro del género Aquila (Aquila pennata).




Controversias taxonómicas aparte, decir que su tamaño es el de un ave rapaz de tamaño medio que ronda entre los 42-51 cm de longitud, con una envergadura que puede alcanzar los 1,35 m y un peso de unos 700 gr, en el caso de los machos y en torno a 1 Kg en las hembras. Y es precisamente el tamaño, el único dimorfismo sexual que existe en esta especie, ya que las hembras son ligeramente más grandes que los machos. En libertad suelen viven unos 15 años y la mortalidad juvenil no parece superar el 45%.




Como muchos ya sabéis, estamos ante una clásica especie dimórfica, existiendo dos tipos o fases de coloración bien diferentes: una variedad clara de plumaje y otra oscura, siendo con mucho la fase clara o pálida la que incluye muchos más ejemplares (80%) en comparación con la oscura. Además el ratio de hembras de fase oscura es mucho mayor que el de machos.




Al igual que ocurre en otras especies de rapaces dimórficas (Abejero europeo), existen individuos que exhiben una coloración intermedia entre ambas fases que se denomina "rufa" y que son mucho menos comunes que aquellas (un 1% de la población). 



Los ejemplares con fase clara o pálida presentan por las partes superiores una coloración marrón-parduzca con unas características bandas claras en cada ala y otras manchas blancas en los hombros, así como el obispillo pálido. Esta coloración es igual en todas las fases. Por su parte ventral son blanquecinos con un fino rayado vertical marrón. En la zona de la garganta y el pecho presentan un listado mucho más denso que varía de unos ejemplares a otros.





Las alas son largas y estrechas y tienen las plumas primarias de color negro. En vuelo, vistas desde abajo, la parte anterior de las alas es blanquecina con líneas de puntos de color gris claro, mientras que la parte posterior es de color negro. A diferencia con el Busardo ratonero, las alas son más anchas y presentan seis dedos en vez de los cinco que tiene aquel.




La cola es corta, ancha y con los lados rectos en su extremo (vértices puntiagudos). Por la parte superior es de color marrón y por la parte inferior es de tonalidad grisácea con unas finas líneas horizontales poco marcadas de color gris más claro.




La cabeza ancha y redonda, es de color marrón y el pico de tamaño medio y curvado hacia abajo. El pico tiene la cera de color amarillo y es de color gris acerado en su inicio y negro en la punta.




Los ojos van cambiando de color con la edad, en individuos más jóvenes son más oscuros (avellana), aclarándose en los adultos hasta un color amarillo o anaranjado rojizo típico. En ocasiones se puede observar un anillo ocular estrecho de color negro.




Las patas son de color amarillo y tienen la mitad superior de los tarsos cubiertos por “un pantalón” o “calzas” de plumas, motivo este del que se deriva su denominación común como Águila calzada. Esas plumas de las patas son de color blanquecino con pequeñas manchas pardo anaranjadas y acaban en unas fuertes garras que están provistas de unas uñas potentes y curvadas de color negro.




En la fase oscura son enteramente de color marrón acastañado oscuro, variando su intensidad en las regiones ventrales según ejemplares. En todos los casos, se mantienen las características las bandas claras de encima de las alas, visibles en vuelo. 




Aproximadamente el 75% de los individuos, presentan unas características manchas blancas en la base del borde anterior de las alas, que son especialmente visibles en el perfil frontal del ave cuando vuela y que popularmente se las conoce como las “luces de aterrizaje”. Estas manchas blancas en los hombros no son exclusivas de esta especie ya que también las pueden presentar los Abejeros europeos, aunque de menor tamaño y de un blanco menos intenso.





En esta fase oscura, las alas vistas desde abajo presentan una barra oscura longitudinal en el centro de las alas y las tres primarias internas más pálidas.




Estos colores marrones acastañados de la fase oscura, junto con el tamaño de estas aves, pueden hacer que en la distancia, se confunda a esta especie con el Busardo ratonero, el Aguilucho lagunero o incluso, con el Abejero europeo o el Milano negro.



La cola es algo más clara y es de color pardo grisáceo.



En este plumaje de fase oscura, las “calzas” o “pantalones” de las patas son de color marrón oscuro.



El plumaje intermedio es similar al de la fase clara, pero con tonos rojizos o parduzcos, en lugar de blanquecinos.



Los jóvenes tienen tintes rojizos en la cabeza y en la parte inferior. El pecho y la garganta y la parte inferior aparecen más listados que en los adultos. Las coberteras alares tienen los bordes más claros, que se aprecian en vuelo como un panel longitudinal de color muy claro. Otro carácter distintivo de la edad es que los inmaduros tienen las alas más estrechas que el adulto.



Su sonido más característico es un grito estridente y aflautado, fli fli fli fli.


El águila calzada se distribuye ampliamente por Europa meridional (España, Portugal, Francia), África del norte y austral y una franja en el sur de Asia que se prolonga hasta su extremo oriental.


La Península Ibérica cuenta con la mayor población europea de esta especie. Las podemos encontrar en la mayoría del territorio nacional, en particular en las regiones del centro y el oeste de la Península y de manera más escasa en la cornisa cantábrica, Galicia, parte de Aragón y Levante.


La mejor época para poderlas observar en España es durante la primavera-verano (marzo-mayo hasta agosto-septiembre) ya que después emigran al África subsahariana, salvo escasas excepciones que invernan en el sur y el este de la península. En Baleares (Mallorca y Menorca) son residentes habituales, pero faltan en Canarias, Ceuta y Melilla.




Su hábitat principal son las áreas forestales o semiforestales (pinares, encinares, robledales, castañares, alcornocales, etc.), dehesas, monte bajo, sierras y marismas.




Vuela siempre sobre los árboles, planeando continuamente en círculos y pasando mucha parte del día en el aire. Normalmente se dice de una pareja que si se ve a una de ellas se tiene que ver también a la otra, por la costumbre habitual de volar juntas.




Su alimentación se compone normalmente de aves de pequeño o mediano tamaño (palomas torcaces, perdices, mirlos, zorzales, rabilargos, urracas, arrendajos, abubillas o codornices) y de sus huevos. También incluyen en su dieta habitual pequeños mamíferos (conejos) o reptiles (lagartos), batracios e insectos de cierto tamaño (saltamontes y langostas). (En las siguientes imágenes se puede apreciar la presa que transporta en sus garras)




El Águila calzada es un cazador tremendamente silencioso en su vuelo, no emite el menor ruido que pueda delatar a la posible presa de su presencia, tanto es así que las víctimas de sus cacerías no se enteran de nada hasta que es demasiado tarde para escapar.




Obtiene el alimento de presas vivas, es decir no carroñea. Tiene tres técnicas de caza: Desde el aire en picados, desde posadero al acecho o cerniéndose en laderas como lo hacen las culebreras.




El periodo reproductivo lo realizan entre los meses de abril y junio y está precedido de unos llamativos vuelos nupciales y territoriales. Por regla general construyen el nido en las horquillas de los árboles, a una altura variable entre los 6 y los 16 metros a modo de plataforma de ramas secas tapizada de hojas verdes. Sólo en contadas ocasiones los ubican en algún cortado rocoso y en otras ocasiones utilizan los nidos de otras rapaces. Como todas las aves de presa guardan una gran fidelidad al nido y vuelven a él año tras año.




La puesta se compone habitualmente de dos huevos que la hembra incuba durante 35-40 días y son atendidos por ambos adultos, aunque la hembra permanece más tiempo con ellos. Las crías abandonan el nido a los dos meses de edad.




Cuando la escasez de presas en el área de cría no permite a los padres llevar abundante comida al nido, se dan casos de ‘cainismo’, la cría más fuerte matará y devorará a la más débil.




En lo referente a las posibles amenazas que se pudieran cernir sobre esta especie, decir que en el caso del Águila calzada, al contrario de lo que ocurre con otras rapaces, parece ser que sus poblaciones se mantienen estables o en ligero aumento.




Se han citado como principales amenazas para la especie la degradación de áreas forestales por talas e incendios y las bajas ocasionadas por la caza ilegal, especialmente durante el periodo de la media veda. También suponen una fuente de problemas el expolio de nidos, las colisiones y electrocuciones en tendidos eléctricos, las molestias por la apertura de pistas, las actividades forestales o ganaderas cerca de los nidos y la acumulación de plaguicidas organoclorados. El águila calzada aparece en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.

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